Xavier
Corberó i Olivella es un escultor catalán, nacido en Barcelona en 1935. Los
Corberó conforman una saga iniciada por el abuelo (Pere Corberó) que creó el
taller de herrero, el mismo donde Xavier aprendió a trabajar artesanalmente los
metales. Los estudios de Xavier Corberó comenzaron en la Escuela Massana
de Barcelona, fundada por su progenitor, y continuaron en Londres, donde
residió cinco años (1955 a 1959).
A
pesar de haber participado con otros autores en la Bienal Hispanoamericana de
1955, su primera exposición individual la hizo en Lausana en 1959, donde la
crítica lo relacionó con la influencia del maestro Giacometti. Al volver a
Cataluña en 1960, se instaló en Esplugues de Llobregat (Barcelona) y al poco
hizo su presentación en Barcelona en la Galería Mirador. En este lugar
contactó con artistas como Joan Miró.
Los
relieves y esculturas que hizo en esta década le aportaron gran popularidad, y
también reconocimientos y premios diversos, como Manolo Hugué (1960), Ramon
Rogent (1961) y la Medalla de Oro del Estado de Baviera (1963).
Su
entrada en EEUU, venía precedida de esta popularidad, en un momento en que el
Op Art, basado en las formas geométricas, estaba muy relacionado con su obra, y
la crítica lo consideraba un representante de este estilo. Allí se
relacionó con el ambiente artístico de los surrealistas y de artistas
reconocidos como Marcel Duchamp, Man Ray o Max Ernst, entre otros.
El
reconocimiento internacional adquirido le llevó a exponer en numerosos países,
como Alemania, Suiza, Japón, Italia, Inglaterra y EEUU. En 1972 llevó a cabo su
obra más ambiciosa: el Centro de Actividades e Investigaciones Artísticas de
Cataluña (KAYAK) en Esplugues. Como los falansterios artísticos y la misma
Bauhaus, el KAYAK era un taller de régimen abierto que acogió de manera
permanente una docena de artistas de diversas especialidades, hoy todavía está
en constante ampliación.
Posteriormente
inició una etapa de escultura monumental, y su camino hacia la escultura urbana
para la colectividad, en Nueva York. La década de los 80 vino marcada por sus
delicados y refinados mármoles blancos y rosados y por la continuación de la
escultura pública en numerosas ciudades, a partir de encargos.
Fue
a inicios de la década de los 90 cuando Corberó colaboró con la campaña del
Ayuntamiento de Barcelona para dotar a la ciudad de varias esculturas públicas.
Sus obras más importantes son:
- Ejecutores y ejecutados (1973)
- Homenaje al Mediterráneo (1983)
- El viatger (1992)
- A Josep Tarradellas (1998)
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