Xavier Mascaró es un escultor
español nacido en París en 1965, licenciado en Bellas Artes por la Universidad
de Barcelona en 1988, en la especialidad de pintura. En 1989 comienza a realizar
sus primeros trabajos en bronce; seis años después el hierro se convierte en el
protagonista de los materiales que utiliza. Entre 1996 y 1998 vive en Nueva
York, para regresar después a Madrid donde trabaja en la realización de obras
monumentales. En el año 2004 se traslada de nuevo a Nueva York. Hacia esa época
comienza a experimentar con obras en distintos materiales, que incluyen el
cristal emplomado, la resina y la piedra. Actualmente trabaja en sus talleres
de Mexico DF y Madrid.
Mascaró posee una trayectoria
escultórica fecunda en obras que han sido expuestas en ciudades como París,
Caracas, Viena, Montecarlo, Cartagena de Indias, Madrid, Nueva York y Londres,
entre otras. Sus obras son escenografías donde se representan viajes al tiempo,
referencias más bien míticas.
Como ha reconocido en uno de sus
textos, Mascaró sufre una fiebre de excitación con cada nueva obra que comienza
a producir; la ama con locura en el proceso en que ésta va surgiendo,
sometiéndola a cierto componente azaroso en su construcción material. Pero,
apenas terminada, la abandona. Es frecuente que el artista conciba la
exposición de sus obras en el entorno público. En cierta manera, lo hace a fin
de que se sometan a ciertas fuerzas de transformación (destructiva o
deconstructiva) propias del ambiente.
Mascaró primero diseña la forma
moldeando una arena arcillosa que vierte sobre el metal fundido. "Ese
renacer de los rostros al eliminar la 'tierra', y la fuerza que desprenden al
'aparecer', provoca ese concepto de permanencia del que hablo". Por otro
lado, tanto las máscaras que ocultan los rostros de dos de sus 'reinas', como
la obra en sí, están 'formadas' por piezas de puzzle, a las que el escultor da
una gran importancia. "Quería que se pudiera ver a través de ellas. Que
las luces y las sombras jugasen un papel protagonista y que la opacidad, en
contraposición con los espacios, provocara esa sensación de lo presente y lo no
presente". La combinación de la pintura y la escultura en el mismo espacio
la utiliza también con ese propósito.
Las obras de Mascaró son como
escenografías donde se representan viajes al tiempo, referencias más bien
míticas, monumentales no sólo físicamente sino también históricamente, grandes
arquetipos, metáforas.
«Departure» (Partida) presenta
varios trabajos monumentales del renombrado escultor, que incluyen sus
emblemáticos «Guardianes», figuras en hierro que recuerdan a gigantescos budas.
Además, podrán versen los navíos
hechos de bronce y hierro, con una estructura desnuda evocadora de los
naufragios en la que el escultor experimenta con técnicas de fundición
tradicionales.
Queens, tal es
el nombre de esta instalación, reúne buena parte de las constantes reconocibles
en el trabajo de Mascaró: grandes volúmenes, la mencionada carga simbólica,
bloques temáticos o series y elementos plásticos y técnicas variopintas. Y uno
más: el uso de fragmentos del cuerpo para representar diferentes
características de lo humano o bien servir de invocación a la manera de los
exvotos.
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